¿A QUE NO SABÉIS QUIÉN SE HA DEJADO BIGOTE? La frase tiene una rima muy conocida, pero estamos hablando de SUGARCRUSH y, por tanto, nada es lo que parece. Lo que sí es cierto es que el grupo manchego ha realizado una oda a uno de los bigotes más conocidos en nuestro país. ”Érase un hombre a un bigote pegado…” ¿o era a una nariz?... Sea como sea, SUGARCRUSH está de vuelta con otro temazo bajo el ala, de esos que quitan el aburrimiento y taladran las orejas en menos de dos minutos. Su nombre es JOSEMARI y se estrena el 19 de marzo: ¡Feliz San Josemari!
SUGARCRUSH nace de la mano de Kike (batería y coros), Carlos (bajo y coros) y Juanjo (voz y guitarra).
Componen las canciones de este proyecto de garaje-pop noventero, que ellos mismos autodefinen como “precursor del trans-yeyé”, entre todos: Kike aporta gran parte de los estribillos, a los que Carlos viste con arreglos y algún riff (otra cosa es que sean buenos, pero ya se encargan sus compis de hacérselo saber). Juanjo, el más prolífico, musicalmente hablando, lleva mucha mierda al local (también musicalmente hablando) de la cual se desecha bastante.
Bajo esta fórmula facturan temazos directos a la vena, con letras un tanto bizarras que abarcan un amplio abanico temático: desde secuestrar al cantante de Maná hasta criticar a los principales festivales, “a modo de amor odio”, porque siempre son los mismos carteles, las bebidas a precio de sangre de unicornio y masificaciones para ver a determinados grupos, aunque aseguran que “en cuanto podemos, estamos deseando asistir como público”. ¡Que no se enfade nadie!
En cualquier caso, su universo musical siempre es la representación de un verano de su infancia, devorando un Frigopie mientras en la tele ponían el Grand Prix, de Ramón García. Y eso es algo muy bonito.
Componen las canciones de este proyecto de garaje-pop noventero, que ellos mismos autodefinen como “precursor del trans-yeyé”, entre todos: Kike aporta gran parte de los estribillos, a los que Carlos viste con arreglos y algún riff (otra cosa es que sean buenos, pero ya se encargan sus compis de hacérselo saber). Juanjo, el más prolífico, musicalmente hablando, lleva mucha mierda al local (también musicalmente hablando) de la cual se desecha bastante.
Bajo esta fórmula facturan temazos directos a la vena, con letras un tanto bizarras que abarcan un amplio abanico temático: desde secuestrar al cantante de Maná hasta criticar a los principales festivales, “a modo de amor odio”, porque siempre son los mismos carteles, las bebidas a precio de sangre de unicornio y masificaciones para ver a determinados grupos, aunque aseguran que “en cuanto podemos, estamos deseando asistir como público”. ¡Que no se enfade nadie!
En cualquier caso, su universo musical siempre es la representación de un verano de su infancia, devorando un Frigopie mientras en la tele ponían el Grand Prix, de Ramón García. Y eso es algo muy bonito.
SUGARCRUSH EN LAS REDES
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