TALE OF WOE

martes, 22 de mayo de 2012

Desde EL ROLLO HIGIENICO


JUDAS PRIEST MEMORABLES EN SEVILLA

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Fotografías Paco Cañero

Judas Priest siguen pensando los términos que escribirán en su epitafio, y les queda para rato, porque los más de cuarenta años que llevan avivando la candela del heavy metal se nota cuando pisan el escenario: son los dioses, para qué negarlo, y Halford el sumo sacerdote. De nada sirvió anunciar su despedida, de nada la marcha del fundador KK Downing. Cuando la máquinaria de la Providencia arranca es imparable, y la noche del viernes la vimos a pleno rendimiento, y por primera vez, en un concierto memorable en Sevilla que reunió a cerca de 6500 personas según cifras oficiales, una cantidad nada desdeñable teniendo en cuenta la escasa cobertura que los medios de comunicación  dieron al evento.

En el auditorio Rocío Jurado de la Isla de la Cartuja, los Metal Gods volvieron a mostrar su más selecto catálogo, ese supuesto epitafio que se niega a sí mismo a golpe de diamantes y óxido y nos obliga a peregrinar por segundo año consecutivo al santuario de Judas.
 
Epitaph tiene una puesta en escena grandilocuente. En estas lides Judast Priest se llevan la palma: recordamos el tour del 82, Screaming for Vengeance, donde utilizan el láser por primera vez, o el magnífico Defenders of the Faith del 84, con una parafernalia sin igual para un grupo heavy metal de la época. 

El espectáculo incluye una amplia muestra de su repertorio, desde el Never Satisfied de su primer álbum Rocka Rolla de 1974, hasta Dawn of Creation/Prophecy de su último trabajo publicado, Nostradamus, en el año 2008. La setlist se centra sobre todo en la primera época de Judas Priest, 18 temas firmados entre los años setenta y ochenta, aquellos con los que ganaron el título que ostentan merecidamente. Una pista de cada álbum de estudio como prometieron, y la certeza de que el show va a revivir muchos recuerdos.

JUDAS4-UdoSevilla-elrollohigienicoRondaban las ocho de la tarde, con una temperatura más que agradecida, cuando Udo Dirkschneider y su banda abrieron con Rev-Raptor de su último disco de 2011, y continuaron con Animal House y un repertorio que alternó temas antiguos con otros más recientes como Leatherhead. El público se anima y corea los temas con un entusiasmo que parece desbordarse cuando atacan clásicos como Pincess of the dawn y Man and machine. Metal heart cierra el concierto, un tema que defienden en el escenario aunque nada que ver con la ejecución a la que Accept nos tiene acostumbrados. Sin embargo, sirvió para volver a calentar las gargantas del público con el coreo masivo del Para Elisa que emula Stefan kauffman con su riff en solitario. Como recompensa, salen al escenario de nuevo y ultiman con Fast as a Shark.

Dirkschneider es un tipo simpático, muy activo sobre las tablas y con una potente voz que utiliza para agradecer a Sevilla su acogida en un castellano de manual de idioma en 7 días. He de reconocer que UDO no es una banda que me entusiasme; sin embargo, y pese a los problemas de sonido y la básica escenografía, los tipos de Solingen tienen un directo potente y muy muy estimulante.

Blind Guardian aparecen a las nueve y media. Ya empieza a caer la noche y las primeras notas de Sacred World aplacan el ambiente, sinfonía legendaria para el cuerpo. El trabajo vocal, duro, de Hansi Kürsch nos recuerda mucho a Urban Breed de Tad Morose, y los contrapuntos de André Olbrich y Marcus Siepen ofrecen mucho juego en el escenario.

Welcome to dying, Nightfall, Imaginations from the other side y las muy aplaudidas Valhalla y The bard's song – in the forest son algunas de las piezas que repasan en los aproximadamente 6o minutos de concierto ante un público cada vez más numeroso y entregado. El acústico cierra el lote y tras el prolongado aplauso vuelven al escenario con Mirror mirror.

El interludio hasta la salida de Judas Priest, apenas 20 minutos, se salda con una avalancha de público entrando en el auditorio con los Black Sabbath de fondo y el telón de Epitaph cubriendo el escenario.

La apertura se inicia con Rapid Fire y un Ritchie Faulkner admirable, inquieto, haciendo guiños al público y jaleando su intervención mientras Halford hace una increíble demostración de voz enarbolando estilo y elegancia. El sonido es impactante, limpio y demoledor (pese a las condiciones acústicas del auditorio), tanto como Metal Gods, el segundo tema que asaltan también de British Steel, el álbum más revisado de la noche.

Heading out to the highway, Judas Rising, Starbreaker, Victim of changes, y seguimos sin estar satisfechos. Los Judas mueven en el escenario muchos años de maestría musical y actoral. "Este podría ser nuestro último show, cambiamos los sueños pero nunca los esquemas..." canta Halford en Never Satisfied. Y lo creemos.

La versión de Diamond and rust, de Joan Baez,  nos muestra a un Faulkner muy sentido en la primera parte del acústico y excitante cuando ataca la eléctrica. Dawn of creation y Night crawler hasta Turbo lover vuelven a enardecer al público. Haldford se cambia de indumentaria continuamente, su actitud en el escenario es magistral. Oigo decir que es el Freddy Mercury del heavy metal: dirige, controla, escenifica, comunica y dramatiza los temas hasta llevar al público al paroxismo.

En Beyond the realms of death, el frontman comienza su relato sobre Epitaph, el recorrido de Judas Priest y la historia del heavy metal con un recuerdo a Black Sabbath que se extenderá a lo largo del concierto a todos sus compañeros, desde Iron Maiden hasta Motörhead.

Llama la atención el contraste que produce en el auditorio el colorido del escenario con la masa de gente que se agolpa a lo largo del recinto vestida de riguroso negro. La escenografía de Epitaph está diseñada para impactar y no se escatima en artificios: luces, láser, fuego, humo y un vídeo que curiosamente muestra en un momento de la actuación un fallo de error de windows y que es, quizás, lo más medianito del show.

The sentinel, Blood red skies, The green Manalishi y Breaking the law, donde Haldford cede el micro al público, siguen ofreciendo espectáculo. La incorporación de Faulkner aporta vida a la banda ante el estatismo escénico de Tipton y Hill, que apenas se mueven de su sitio. Faulkner, por el contrario, no sólo se remueve como una culebra, también dialoga mucho con el público, deja de tocar para señalar con el dedo y proponer, encara a sus compañeros y anima el cotarro sirviendo a Haldford de escudero en esa batalla gloriosa.

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En la última parte del concierto, y llevan ya 16 temas concluidos,  embisten con Painkiller, The Hellion, Electric eye y Hell bent for leather con Haldford cabalgando su Harley. Ya sabemos que el concierto está a punto de terminar cuando Haldford saca una bandera de España y la pasea instando al personal con un yeeee yeeee que todos replican hasta acabar en una "curiosa" emulación de quejío flamenco del cantante y las primeras notas de You've got another thing coming, y Living after midnight, ambas magníficas. British Steel de nuevo para cerrar este viaje por la historia del heavy metal del grupo británico.

Los de Birmingham ofrecieron la noche del viernes un notable espectáculo ante miles de fans que no dejaron pasar un tema sin enarbolar las gargantas al ritmo y tono que marcaba Rob Halford, sesenta años de estupenda y operística voz, elegante con su cuero negro y con la energía suficiente para liderar casi tres horas de auténtico y genuino rock duro.

Queremos agradecer a Paco Cañero la cesión de fotografías. Paco es director del programa de radio "El suavecito", en Onda Marina Radio 107.4 FM

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