Antes de empezar la crónica del concierto de AC/DC que tuvo lugar en Sevilla, el pasado día veintiséis de junio, me gustaría pedir disculpas por la tardanza. Y es que aún no me he recuperado repuesto (los que estuvieron allí sabrán de lo que hablo) de lo que ha sido el mayor espectáculo que he visto en mi vida.
Sí señor, fue algo grande. Y con grande no me refiero a las miles de personas que allí había, ni a las dimensiones del Estadio Olímpico (donde se celebró), sino a la inmensa -e intensa- calidad de los australianos, quienes hicieron un concierto implacable, con una entrega y una calidad incuestionables.
Abrieron el concierto con Rock n´ Roll Train, después de unos videos de animación que podíamos ver en tres pantallas gigantescas y la primera sorpresa pirotécnica, que no la última. Fue un concierto de lleno de detalles, de los que no faltan en sus apariciones, como la campana (y campanada) del cantante, Brian Johnson dando comienzo a Hell´s Bells; el streptease de Angus o los cañonazos con For Those About to Rock: We Salute You.
En verdad, creo que puedo hablar de un doble espectáculo, ya que si grandioso es ver AC/DC en directo, Angus Young nos ofrecía un show colosal paralelo al de la propia banda. Derrochó una energía y una potencia que superaba con creces cualquier expectativa.
Eso si, los cinco estuvieron entregados al cien por cien a un público que tampoco decepcionó. Durante más de dos horas, las personas allí congregadas se dejaron las gargantas con todas las canciones que la banda tocó de principio a fin.
Así pues, podemos decir adiós a la gira Black Ice, cuyo último concierto lo dieron en Bilbao, y que después de tocar en todo el mundo durante dos años, fue anunciada como la posible última gira de Ac/DC…………………………….(aunque después de ver la cuerda que tienen estos, yo no me lo creo).
ROSA LUNA
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