viernes, 11 de junio de 2021

Hoy se ha publicado el nuevo álbum de Rat-Zinger

 

- Hoy se ha lanzado "X años de sangre y moscas (Zuzenean)"

- Grabado en directo en Bilbao, celebra los diez años de Rat-Zinger

- Incluye toda la potencia de una de las bandas más enérgicas del Estado

«De los miles de caminos que pudimos decidir tomar/ hemos elegido el de los aullidos/ el de la destrucción total/ Hace tiempo que no creo en toda esa mierda… / Odio el rock ‘n’ roll sin balas en el cargador. Esto es rock ‘n’ roll para hijos de perra”».

Medio siglo después del rockerío en directo del “Kick out the jam” (1969) de MC5 o el “Metallic KO” (1976) de Iggy and the Stooges, los álbumes en vivo recuperan su prestigio gracias al regreso del vinilo, más si lo capturado es salvaje, poderoso y honesto, tal y como es la impecable historia de Rat-Zinger, excelentemente sintetizada en “X años de sangre y moscas". Además, se incluye, en este notable y jodido esfuerzo sin ánimo de lucro, un DVD testigo visual de la sedienta, anticlerical y perniciosa noche vivida el 16 de noviembre de 2019 en Kafe Antzokia de Bilbo.

Ha llevado su tiempo materializar el proyecto, pero es que tampoco se han regateado esfuerzos para que el acabado fuese lo más emocionante, completo y potente posible, planteamiento inhabitual en tiempos donde la trivialidad y la falta de decoro son la constante. Nos cuesta recordar un directo estatal tan telúrico, salvaje, sucio y pulcro a la vez como este de los hijos bastardos del Papa de Roma. Reflejo, de paso, del inolvidable “No sleep `til Hammersmith”, que el 1 de junio de este año ha cumplido cuarenta años. Un símil sin forzar, pues Motörhead es la banda que mejor une los sentimientos/propósitos del grupo bilbaíno. El ideario musical de la banda del “ser” Lemmy confluye de forma natural en Rat-Zinger con esa mezcla única de rock ‘n’ roll suciote, punk-rock, speed metal… y jarkore. Y, como los londinenses, nuestro cuarteto también cuenta con su Snaggleton: dos ratas cabreadas, rabiosas, y con ganas de venganza, de ajustar cuentas.

Les admiramos y les queremos desde su primer disco por su talento de vértigo, sinceridad y mala hostia… y por cómo viven la música y sus conciertos. Y, si cabe, aún más por su postura ante la vida, por el rock and roll emponzoñado que llevan dentro y por el trato que ofrecen a todos los que trabajan con ellos. Un equipo de nueve personas equiparadas de igual a igual en todos los aspectos.

El doble elepé, con espectacular maquetación y diseño, alberga también las letras de las canciones, mandamientos apócrifos sin piel, no hay metáforas ni brumas. Si tuviésemos que subrayar todas las frases con las que nos fundimos, acabaríamos con el rotulador. No obstante, quizá este párrafo tomado de “Indestructibles” sea una buena síntesis del alma negra del cuarteto: «Somos los que a hierro sobreviven/ Los que colgaron a sus líderes del árbol caído/ El ejército enemigo que acabará contigo/ Somos anónimos seres sin nombre/ Somos los miles de mujeres y hombres sin adaptar a esta puta Humanidad… INDESTRUCTIBLES”.

“No hay mañana”, escupe Podri entre el tumulto de una banda con el acelerador soldado a su fin, con la puta vida pasando desdibujada fotograma a fotograma. No es sencillo descifrar cómo se puede tocar tan rápido, tan denso, tan perfecto y sonar con tanto detalle, sin que nadie tape a nadie, con la voz en primer plano al lado del resto (invitados incluidos, incluso ausentes de esta vida), pero entendible palabra por palabra. Qué grandes Rat-Zinger, qué nivel, como músicos y como personas, y qué trabajo tan cuidado por todos los implicados.
Larga vida al infierno…
 
Pablo Cabeza, casualmente periodista, inevitablemente seguidor.

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